La nariz se diseñó de manera extraordinaria para cumplir con la función primordial de respirar de manera eficiente y efectiva. Es un órgano sumamente sofisticado y complejo que despliega una serie de mecanismos para filtrar, calentar y humidificar el aire que inhalamos, brindándonos una experiencia respiratoria óptima.
La eficacia de la nariz en comparación con la boca como órgano respiratorio es innegable. La nariz actúa como una barrera natural, capturando partículas dañinas y polvo presentes en el aire antes de que lleguen a nuestros pulmones. Además, cuenta con una red de vasos sanguíneos y pequeños vellos llamados cilios, que ayudan a limpiar y purificar el aire que respiramos, garantizando así una mejor calidad del mismo. Otro aspecto fundamental de la nariz es su capacidad para calentar y humidificar el aire antes de que llegue a los pulmones. Esto es especialmente importante en climas fríos y secos, donde el aire puede ser perjudicial para nuestras vías respiratorias.
Gracias a su diseño inteligente, la nariz es capaz de regular la temperatura y la humedad del aire, acondicionándolo de manera adecuada para nuestro sistema respiratorio.
De acuerdo a la clínica Saigal en Florida (EUA), existen cuando menos 6 razones por las que una persona debe ser consiente de respirar por la nariz. Antes que nada, es mucho menos estético respirar por la boca que por la nariz, pero también existen razones de salud.
Aprovechemos la sabiduría de nuestro cuerpo y respiremos a través de nuestra nariz, permitiendo que cumpla su función vital con eficiencia y excelencia.